Salvaje Bakery - Palermo
- Entre Tostadas
- 2 jul 2017
- 5 Min. de lectura
Hoy, domingo, nos acercamos a Salvaje Bakery en busca de una experiencia nueva y original. Ya veníamos siguiendo su ig y escuchamos comentarios de amigos que fueron y dicen que todo lo que sirven para comer (sandwiches, tartas, bruschettas, sopas, todo con mezclas de ingredientes frescos pocas veces vistas) es delicioso, y ni hablar de sus productos de panadería, tanto panes como medialunas, rolls, buns, budines y demás. Lo que tienen disponible va variando día a día, con lo cual si bien tienen una carta "fija", hay que preguntar qué ofrecen para saber qué delicias tienen preparadas recien salidas del horno.
El lugar se especializa, a mi entender, en take away, es decir personas que pasan, eligen a ojo lo que quieren (toda la panadería está a la vista), y se van a disfrutarlo en sus casas, o personas que ya conocen el lugar y son fieles clientes y entienden su "onda", que es bastante peculiar. Digo esto porque si sos de los que te gusta entrar a un café cálido con aire acondicionado, muchas sillas y sillones súper cómodos, y recibir una atención híper cordial y atenta, donde te venden y explican todo y están preguntándote si estás a gusto y necesitás algo más, Salvaje NO es de esos lugares. Pero que lo que hacen es rico, es rico.
Visualmente el local es chiquito, y tiene sólo algunas pocas mesitas, todas al aire libre (hay una con banquetas altas "adentro" pero no hay una puerta que te aisle del frio o calor que haga en el momento, con lo cual es casi como estar en las mesas de afuera). En nuestro caso, si bien hoy fue un lindo día, no nos daba el sol con lo cual cuando corría un poco de viento nos moríamos de frio, y no hay ninguna estufita ni nada que emane calor (sí tienen unas frazadas colgadas en las sillas como para usar que no sólo son muy lindas y cancheras, sino bastante convenientes sobre todo en pleno invierno!). Las mesas y sillas son bastante normales, chiquitas, y como les dije hay sólo unas pocas (lleguen temprano porque a eso de las 11/12 los fines de semana, se llena).
Fuimos con la idea de probar un brunch (éramos 4 personas), pero vimos en su Instagram que consta de "3 raciones a elección más una canasta de panes" (por las fotos parecen platos salados bastante elaborados y gourmet) y personalmente me gustan más los brunch onda desayuno con tostadas, huevo revuelto con panceta, etc. Con lo cual llegamos y pedimos la carta para terminar de decidirnos: como les adelanté, la carta no es muy clara ni muestra todo lo que está disponible en ese día (por ejemplo, el brunch no aparecía ni en la carta ni mencionado en ningún lado, tampoco tienen combos de desayuno como latte+tostadas o algo por el estilo, sólo se mencionan unas pocas opciones de panadería, las bebidas y demás).
Como no sabíamos qué pedirnos, le preguntamos al chico que nos atendió qué nos recomendaba para desayunar (tampoco nombró el brunch!) y nos dijo que lo que suele pedirse la gente son cosas sueltas. Le pedimos la cata de panes ($75 con dips), que ya habíamos fichado y además con la buena reputación que tienen los panes de Salvaje no la podíamos dejar pasar! Y nos recomendó (les adelanto, muy acertadamente) la mermelada de naranja como dip (sino había de quinotos). Después le pedimos ir a ver las opciones que tenían disponibles de la panadería y que nos dijera qué era cada cosa (nada tiene cartel ni precios, con lo cual sin explicación es muy difícil darse cuenta qué es qué) e hicimos nuestra elección: agregamos 2 medialunas ($20 c/u que tenían una pinta TERRIBLEEE), un roll de chocolate, canela y pasas ($30 que el chico describió como "roll de chocolate", descubrimos la canela y las pasas cuando lo probamos, por suerte a todos nos gustaban ambos componentes), otro roll de naranja, hesperidina y azúcar mascabo ($30), y un budín de banana ($65). Para tomar pedimos 4 lattes ($60 c/u), una naranjada (naranja, pepino y jengibre $55) y un jugo de naranja exprimido ($45). Le dije que cuando trajera el pedido le iba a volver a preguntar brevemente qué tenía cada cosa de lo que habíamos elegido porque obviamente había otras opciones que también nos nombró y como son combinaciones "raras" no me acordaba de todo, y quería incluir en el blog el detalle de cada opción que elegimos, y ya eso no le gustó mucho (incluso le aclaré que era para el blog). El pedido tardó bastante en llegar, y nos trajo las cosas por separado (primero el café, después las cosas de panadería, y por último los panes), siendo que a mí personalmente me gusta que venga todo junto (para que no se enfríe el café, para poder sacar la foto completa, y porque me gusta que llegue todo junto! jaja). Me volvió a repetir los ingredientes de las cosas ya con pocas ganas y salteándose algunos ingredientes, pero bueno hicimos memoria y logramos recordar todo.
El chico estaba solo con todas las mesas, que si bien no son muchas, quizá para una persona pueden ser bastantes, y tampoco digo que sea culpa de él ni que la atención fue MALA, sino más bien va con la onda y la identidad del lugar: no tienen ese oficio (en mi opinión) de servirle a la gente ni especializarse en la buena atención y amabilidad, sino que enamoran con sus productos. Dicho esto si van con eso en mente probablemente no les genere ninguna desilusión.
Bueno vamos a lo importante: la comida! Salvo el budín que no nos mató (me hubiese gustado más húmedo y con más gusto a banana, definitivamente probé mejores y nos pareció caro $65 por una porción!), el resto estuvo realmente DELICIOSO. Cada pieza era riquísima y se nota que están elaboradas por gente que sabe lo que hace (el equipo es liderado por el maestro panadero Germán Torres, y trabajan con masa madre). Me encantaron ambos rolls, bien frescos y con una textura hojaldrada perfecta: el de naranja sin dudas fue mi favorito, pero el de chocolate con ese gustito bien marcado a canela la rompe! Las medialunas son un 10, no hay con qué darles, ya de pinta las vimos y supimos que iban a estar increíbles (el chico que nos atendió también nos las recomendó). Los cafés muy buenos, vienen en un tazón enorme y muy lindo y original con un platito haciendo juego (sí, me los quería llevar a mi casa!). No es café de especialidad, pero logré tomarlo y disfrutarlo sin agregarle endulzante (no siempre puedo hacerlo!). En la cata de panes, uno era más exquisito que el otro, todos súper frescos y sabrosos, y vienen bastantes en cantidad y bien variados. La mermelada de naranja estaba buenísima y para nada amarga. Los dos jugos eran naturales y refrescantes, mi favorito sin duda fue la naranjada que con ese gustito a genibre me pareció una genialidad . Entre los 4 compartimos todo y gastamos por persona $145, lo cual no me pareció caro.
Dirección: Av. Dorrego 1829















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