Café Crespín - Villa Crespo
- Entre Tostadas
- 30 mar 2018
- 3 Min. de lectura
Visitamos nuevamente el clásico de Villa Crespo: Café Crespín. Crespín tiene ya sus fieles seguidores (casi una secta les diría) al haber sido uno de los primeros cafés en traer desayunos típicos norteamericanos a Capital Federal. Es un lugar simple, sin pretensiones, donde el foco está puesto pura y exclusivamente en la calidad de sus platos. La atención en esta ocasión fue un poco más rápida de lo normal y súper cordial. No es la primera vez que venimos, y hoy nos tentamos con dos opciones que ya conocíamos (ambas con café y juguito incluídos):
➡Hotcakes simples $180 ➡French toasts con huevos revueltos y panceta $195
El plato de french toasts es espectacular tanto a la vista como en sabor: ultra abundante, dos tostadas de brioche con canela y jarabe de maíz espectaculares, con ese toque dulzón, un montón de huevito bien hecho y panceta crocante, un 10 por donde se lo mire. Con los pancakes nos pasó algo parecido a la última vez que vinimos: ya de pinta no dicen mucho, se ven chiquitos y bastante blanquitos, y si bien de sabor son ricos (sobre todo por contar con la famosa salsa syrup, una especie de salsa de caramelo típica de USA) la textura es muy distinta a como deberían ser los pancakes, les falta lo esponjoso . Recuerdo mi primera vez en Crespín, y mi sorpresa al probar los pancakes y sentir LA MISMA textura que los de Estados Unidos, en su momento era una novedad, no sé si cambiaron la receta o el chef desde entonces pero hoy en día no diría que son los mejores pancakes, y lo veo caro en comparación a lo que ofrece el otro plato. Ahora, en cuanto a la propuesta en general, la variedad de la carta, y la calidad del plato de french toasts no puedo decir nada, y en pastelería también son de los mejores (quien no probó el roll de canela de acá no sabe lo que es bueno). Otro dato es que trabajan con @cafepuertoblest lo cual siempre se agradece.
Dirección: Vera 699






Experiencia marzo 2017:
Ya conocíamos Crespin, pero hacía mucho que no pasábamos y teníamos antojo de un verdadero desayuno americano: pancakes, french toasts, huevos revueltos, panceta...todas especialides de este famoso café de Villa Crespo! Llegamos alrededor de las 10:30am del sábado y, como de costumbre, estaba todo lleno. De casualidad encontramos una mesita de dos en un costado y nos acomodamos ahí. Después nos pasamos a una mesa al lado del ventanal que se desocupó, yupi!
Pedimos un desayuno con french toasts , huevos revueltos y panceta ($155), y otro con pancakes ($135). Ambos vienen acompañados de café con leche, y por un adicional puede ser con capuccino también, y dos juguitos de naranja. La pinta de las french es descomunal (miren las fotos), y ya las habíamos visto pasar para otra mesa. La verdad que el huevo revuelto y la panceta estaban increíbles, pero el sabor de las french no nos mataron: las sentimos un poco sequitas, como muy crocantes, y le faltaba el sabor dulce a miel que las caracteriza. Por otro lado, los pancakes tampoco nos impresionaron: soy amante de este típico desayuno americano, probé muchos pancakes, y recuerdo haberlos probado en Crespín hará dos años y pensar que su sabor era igual a los que degusté tantas veces en Estados Unidos, pero esta vez les faltaba pinta a la presentación, y de sabor estaban un poco crudos para mí. Lo bueno es que te dejan la botellita de syrup original arriba de la mesa para ponerle a gusto de cada uno! Ambos cafés (un capuccino y un café con leche, de puerto blest) estaban deliciosos. La atención es cordial pero suele ser un poco lenta sobre todo para pedir la cuenta y pagar, probablemente por estar siempre lleno.
De todas formas es un desayuno súper abudante para quienes gustan de comer bien a la mañana, el sabor estuvo bien, y el precio realmente es más que apropiado, pero esperábamos un poco más. Tuvimos nuestra revancha cuando pedimos el cinnamon roll ($50) para llevar: es IMPRESIONANTE! El mejor de todo Buenos Aires, sin duda.
Dirección: Vera 699
Saqué esta foto del local de google maps:

El resto son las fotos de ayer, y del cinnamon roll que me llevé a casa abajo de todo:









